Atracos al tren by M. L. Estefanía

Atracos al tren by M. L. Estefanía

autor:M. L. Estefanía [Estefanía, M. L.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 1969-10-15T00:00:00+00:00


CAPÍTULO VII

-¡Nick…! ¿Has enviado a dos de tus vaqueros para provocar a Andy…?

—¿A qué viene ese misterio y miedo…? ¿Es que me van a culpar a mí de lo que haya dicho Andy…? ¡Si le han castigado, lo habrá merecido…!

—¡Ah…! Bueno… Si piensas así…

—¿Creías que era mi hermano…? ¡Muchos le habéis considerado siempre así!

—Ha sido tu madre la que le ha considerado como si fuera un hijo.

—Pero no lo era…

El que hablaba con él sonreía. Se daba cuenta de que eran enviados por Nick, y que estaba imaginando que era Andy el muerto. Hablaba como si hubiera desaparecido, lo que indicaba cuál era el encargo que dio a los dos cobardes.

—¿Dónde han discutido…? ¿En casa de Lucy…?

—Sí —respondió el informante, al tiempo de separarse de Nick.

Este sonreía.

Llegó otro amigo, que dijo:

—¿Ya te has informado, Nick…?

—Veo que concedéis demasiada importancia… Andy tenía que terminar así. No me creíais cuando yo decía que era un provocador.

—¿Provocador…? Han sido los otros dos los que le han provocado. ¿Es que les enviaste tú…? Lo sospechó Andy, en el acto.

—No les he enviado. Pero si se ha excedido en el lenguaje, nada de particular tiene que se hayan cansado…

—No te sonrías… No engañaron a Andy. Diose cuenta en el acto de que era un encargo tuyo.

—Pensad como queráis.

—Lo que nosotros pensemos no tiene importancia. ¡Es lo que piense Andy!

Muy pálido, exclamó:

—¿Es que no ha sido él el muerto…?

—¡No…! No ha sido él… ¡Ha matado a los dos…!

Y sabe que era orden tuya.

Corrió como un loco para saltar sobre su caballo.

—¡Espera, Nick! ¡Debes seguir riendo…!

Hank se acercó al informante, y dijo:

—¿Es verdad que ha sido Andy el que ha matado a esos dos vaqueros…?

—Están listos para ser enterrados. Él creía lo contrario, ¿verdad?

—Sí.

—Andy terminará por matarle. Debe a la madre el estar vivo aún. Esta vez es posible que ni por ella se contenga. Había encargado a esos dos cobardes que le mataran.

—No creo que lo haya hecho.

—¿Por qué se reía y ha escapado, al saber que el muerto no fue él…?

Intervinieron otros en la conversación.

—Ha estado pendiente de la calle… Esperaba a que llegaran esos dos —dijo otro.

—Pues Andy, esta vez, es posible que no le perdone.

Pero lo que pensaba Andy era marchar de Wichita, precisamente por no tener que matar a Nick.

Bebió tranquilamente, después de matar a los dos.

Lucy se acercó para decirle:

—¡Ese cobarde de Nick no cambiará nunca…!

—Voy a marchar lejos… De lo contrario, me obligaría a matarle.

—Es él quien debiera marchar. Tú no tienes por qué hacerlo.

—Es que no quiero tener que matarlo. He debido marchar mucho antes.

Entró el sheriff en el local, por haber sido informado de lo sucedido.

—No te preocupes… —dijo a Andy—. Ya me han explicado cómo pasó. Y hablaré a Nick en una forma…

—No le digas nada. Voy a marchar de esta zona… Me iré lejos. De no hacerlo así, tendré que matarle. Y ella no merece ese disgusto.

El juez entró a los pocos minutos, diciendo al sheriff.

—¡Detenga a Nick y enciérrelo! Va a estar meditando dos años en prisión.



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